Comentario
Capítulo XXII
Que trata del valle de Coquimbo, de indios y cosas que hay en él
Hay desde el valle del Guasco al de Coquimbo cincuenta y cinco leguas de arenales. Hay dos jagüeyes en el camino de agua salobre. Este valle de Coquimbo es vistoso e ancho, más que ninguno de los que he dicho. Corre un río por él. Había muy mucha gente y era muy poblado, e cuando los ingas vinieron a conquistarles, sobre el abrir de una acequia que los ingas les mandaron sacar e no querían, mataron más de cinco mil indios, donde fueron parte para despoblar este valle de aquí.
Este valle es de constelación e temple diferente de los que he dicho, porque de aquí comienza la tierra que llueve, no tanto que las comidas se criasen con el agua si no las ayudasen con regallas con las acequias. Es el invierno de este valle desde abril hasta agosto. No hace frío demasiado, ni el verano demasiado calor.
Dase maíz, frísoles, papas, quinoa y zapallos, e darse han todas las plantas y árboles de nuestra España y hortaliza que en él se pusiere. Son del traje de los del Guasco y de sus ritos y cerimonias e costumbres que los del Guasco. Es lengua por sí.
En este valle hay muy grandes minas de oro, son trabajosas de sacar por faltar el agua y estar lejos el río. En algunas partes de este valle hay algarrobos, y en algunas partes hay chañares. Hay salces e hay mucho arrayán. Hay por fuera del valle en lo alto e lomas unos árboles a manera de madroños, es muy buena leña para el fuego. Hay muchas hierbas de nuestra España. Tiene metales e cobre e de otras suertes.
De este valle de Coquimbo al de Limarí hay dieciocho leguas como ya he dicho. En este valle de Limarí hay pocos indios. Es valle vicioso. Tiene salces y arrayán. Hay unos árboles que se dice espinillo, porque tienen muchas espinas, tienen la hoja menudita. Hay en algunas partes algarrobos. Es del temple de Coquimbo y tan largo, salvo que no es tan ancho. Es apacible y fértil. Tiene un río de mucha agua. Estos indios del valle de Limarí no tienen ídolos ni adoratorio. Es lengua por sí y diferente de la de Coquimbo.
Andan vestidos de lana y de hierbas, la cual es de esta manera: una hierba a manera de espadaña que se dice cabuya, májanla y sacan unas hebras como cáñamo e hílanlo. Y de esto hacen vestidos y cada uno anda vestido como alcanza y tiene la posibilidad.
Y sus enterramientos es en los campos. Hablan con el demonio. Sus armas son flechas. Es gente de buen tamaño y ellas de buen parecer. Y su traje es unas mantas revueltas por las cinturas que les cubre hasta la rodilla, y otra más pequeña manta echada por los hombros, presa al pecho con una púa o espina de las que tengo dicho de los cardones.